Poeta…Detente…
Templa tu
lira, tu doliente lira y escucha atentamente a la negra musa de la melancolía.
Observa como
pasa por la calzada triste la pobre humanidad envuelta en polvaredas y
humaredas fatales, venenosas, letales.
Mira…Ahí va
un niño negro, esqueleto viviente, de ojos desorbitados y boca agonizante
oculta entre las moscas inmundas y zumbantes.
Un
estudiante avanza que no ha desayunado; que no ha desayunado como otros en su
clase; a su lado un obrero, huérfano de esperanzas va gritando cual loco
exigiendo sus pagos.
Va un rico empobrecido
tres veces secuestrado por altivo y
avaro; por avaro y soberbio secuestrado tres veces.
Va una madre
llorosa con sus pechos vacíos apuntando al eterno, quien silenciosamente no ha
escuchado sus quejas.
Va una
señora noble que se ha prostituido y con ella una niña harapienta, violada;
víctima que no entiende del incesto malvado.
Políticos
corruptos, gobernantes corruptos, militares corruptos, religiosos corruptos,
etcétera corruptos, en carrera imparable
hacia el abismo ardiente.
Niños,
jóvenes y viejos envueltos en el fango de de amargas inconciencias y vicios
putrefactos matones de la vida, corren al precipicio de eternas perdiciones.
Y tú…
Oh! dolido
poeta, habitante de arcanos.
Oh bardo
soñador, amante de tristezas.
Oh aeda
solitario pensativo y doliente, que haces ahí en la acera. Impotente….Lejano.
Esgrimiendo
tu pluma. Pidiendo amaneceres de amor, de paz y de justicia. Soñando en
ilusiones, amando a lo infinito y buscando a un Dios perdido.
Mirando con
tristeza la turba enloquecida que va llegando ciega al averno infamante de
orates dominantes. Pirómanos del mundo con armas que aceleran su destrucción
ardiente.
Y caerá el
silencio…Y cubrirá la noche…
Y ya no
habrá más vida…Y reinará la muerte.
Fin