jueves, 16 de septiembre de 2021

Aprendiendo a vivir

 Sabiduría del cuerpo


Para reflexionar:

cuando el ejercicio físico responde a la necesidad interior  de sentirnos saludables  y a gusto con nosotros mismos  y no al capricho generalmente  vano de parecernos  a los y las modelos  que nos muestran las revistas  de moda y de farándula  está plenamente justificado  y nos hace crecer espiritualmente. Al respecto,  nada mejor que las sabias, hermosas y profundas máximas  que escribió el entrenador  norteamericano  de gimnasia de mantenimiento  Steve Ilg, una autoridad mundial en la materia.

Tu cuerpo es una obra de arte, intrincada en sus  funciones, única en su mezcla de atributos  y habilidades. ¡Celébralo! ¡Estás hecho maravillosa y singularmente!

Las células de tu cuerpo están formadas  por materia reciclada  desde el principio del universo, eres polvillo de estrellas.

¡Deja que brille tu luz!

Tu cuerpo es hermoso tal como es. No es necesario que se acomode  a criterios de belleza impuestos. lo que importa es como lo ves, como lo sientes  y como funciona  de acuerdo  con tu propio criterio.

Así como la planta  prospera con el agua  y con la caricia del sol, de la misma manera  tu cuerpo prospera  en contacto y al calor  de otros cuerpos. da y recibe  algún abrazo cada día.

Steve Ilg

Conócete a ti mismo

¿Quién manda a quién?

Desde el punto de vista de nuestro cuerpo y nuestra apariencia personal, no cabe duda  de que debemos obediencia  a los que podríamos llamar los mandamientos de la salud y de la higiene. Lo mismo puede decirse  de la disciplina  de estudio que debemos seguir  si  queremos hacer verdaderos  progresos  en el terreno intelectual. O de la  sensibilidad que debemos cultivar para hacer cada día más cordiales  y humanas las relaciones  con nuestros semejantes. Ahora bien, la puesta en práctica  de todo ello sería imposible sin el concurso  de nuestra voluntad, que es la poderosa herramienta  por medio de la cual  llevamos a cabo los propósitos, metas,  y sueños que nos fijamos  en ejercicio de nuestra libertad.

“Juventud honrosa, Vejez sabrosa (Refrán popular)

El cuidado personal se construye   a partir de una sólida autoestima  fundada en el conocimiento  interior de sí mismo  y de los deberes y derechos  que se tienen como persona y como ciudadano. Así podría entenderse  la conocida frase de: “Conócete a ti mismo”  que los antiguos filósofos  pregonaban hace más de dos mil años.

La persona que se conoce a sí misma  sabe cuáles son sus capacidades  y sus debilidades  y está mejor preparada  para afrontar la vida  que aquella que vive  de las apariencias y cree, por ejemplo, que la gente más por sus posesiones  materiales que por sus cualidades humanas.

De poco vale cuidar  celosamente nuestro aspecto exterior y estar siempre bien presentados  e impecables  si no prestamos  la misma o mayor atención a nuestro  crecimiento  en el plano social, intelectual, moral  y espiritual.

El cuidado personal  es pues un concepto integral, que no puede ignorar  o dejar por fuera  ninguno de los aspectos  que nos componen  como seres  humanos. Visto de esta manera, se convierte  en la expresión más clara  de nuestra dignidad, entendiendo  por dignidad nuestra  condición de seres  dotados de razón, voluntad y libertad lo cual nos hace a su vez  merecedores  de estima y de respeto.

Derechos y deberes

Entre líneas….

“La clase no es un disfraz, no se compra, no se ostenta. La clase viene  de adentro, es una especie de dignidad  interior, implica integridad, coherencia, es una actitud hacia  la vida  que nutre la solidez  interna que se tenga. Es tener una sensibilidad  especial para captar  lo que el otro quiere, busca o necesita. Una habilidad  para complacer, para amar, para dar. Es ser  auténtico y fiel  con uno mismo y con sus principios que nada tiene que ver  con lo económico, con la posición social  o con el apellido. Platón decía: “Hay sabidurías  que no se pueden enseñar, solo aprender”. Creo que este principio  se puede aplicar  en este asunto de “tener clase” Es de las cosas  que un hijo no hereda. La obtiene  sólo a través del ejemplo  que recibe.”

Gaby Vargas “El arte  de convivir en la vida cotidiana”

Deberes y derechos

De la persona para con la sociedad

Conservar  la vida  y esmerarse por vivir dignamente

Convivir con las demás personas.

Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios.

 

Obedecer la ley.

Obrar con solidaridad  y defender los derechos humanos.

Participar en la vida política, cívica y comunitaria.

Propender  por el logro y mantenimiento  de la paz.

Colaborar con la justicia

Proteger los recursos  culturales y naturales del país.

Velar por la conservación  de un medio ambiente sano.

De la sociedad para con la persona

Respetar su libertad e igualdad en derechos con los demás seres humanos.

Proteger su vida, su integridad física, su salud,  su honor,  su nombre y apellido y su intimidad.

Facilitarle los medios  y  las condiciones que  le posibiliten llevar una vida digna, en la que pueda  participar de los bienes producidos  por la sociedad.

No someterla a desaparición forzada, a torturas  ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Amigos en el conflicto

Armonía consigo mismo

Los conflictos no son algo que sucede  exclusivamente entre dos personas o más. Existen también  conflictos intrapersonales, esto es, conflictos  con uno mismo.

Es preciso establecer  relaciones armónicas  con nosotros mismos es decir: ser creativos para resolver nuestros propios conflictos. Esto nos dará más herramientas  para enfrentar los conflictos  que involucren a otros

Entender antes que juzgar

Emitir juicios sobre los demás  no es precisamente una ayuda  a la hora de resolver  de la mejor manera nuestros conflictos

Muchas veces, en nuestra vida diaria, juzgamos a las demás personas, aún sin darnos cuenta de ello. Al juzgarlas les atribuimos  características que talvez  no le corresponden  o que tal vez no las describen  completamente como son.

Por ejemplo, si un amigo llega tarde  a una cita y esto nos causa molestia,  tendemos a llamarlo incumplido, sin detenernos a pensar  que muy seguramente en otras ocasiones  ha sido puntual.

Si para manifestar  nuestra molestia la decimos  a nuestro amigo que él  es una persona incumplida, sucede que lo estamos catalogando  como una persona que siempre  llega tarde o que nunca  cumple las cosas que promete, cuando en realidad lo único que queremos decirle es que estamos molestos  porque esta vez ha llegado tarde.

No juzgar significa entender que la otra persona  actúa como mejor  ha creído hacerlo  y que no porque haya  hecho algo que no nos  gusta siempre  actuará de ese modo.

De lo contrario. ¿Si nuestro amigo  es siempre una persona incumplida, como podría cambiar entonces su comportamiento? No le estaríamos  permitiendo esa posibilidad.