Sabiduría del cuerpo
Para reflexionar:
cuando el ejercicio físico responde a la necesidad
interior de sentirnos saludables y a gusto con nosotros mismos y no al capricho generalmente vano de parecernos a los y las modelos que nos muestran las revistas de moda y de farándula está plenamente justificado y nos hace crecer espiritualmente. Al
respecto, nada mejor que las sabias,
hermosas y profundas máximas que
escribió el entrenador
norteamericano de gimnasia de
mantenimiento Steve Ilg, una autoridad
mundial en la materia.
Tu cuerpo es una obra de arte, intrincada en sus funciones, única en su mezcla de
atributos y habilidades. ¡Celébralo!
¡Estás hecho maravillosa y singularmente!
Las células de tu cuerpo están formadas por materia reciclada desde el principio del universo, eres polvillo
de estrellas.
¡Deja que brille tu luz!
Tu cuerpo es hermoso tal como es. No es necesario que se
acomode a criterios de belleza
impuestos. lo que importa es como lo ves, como lo sientes y como funciona de acuerdo
con tu propio criterio.
Así como la planta
prospera con el agua y con la
caricia del sol, de la misma manera tu
cuerpo prospera en contacto y al
calor de otros cuerpos. da y recibe algún abrazo cada día.
Steve Ilg
Conócete a ti mismo
¿Quién manda
a quién?
Desde el
punto de vista de nuestro cuerpo y nuestra apariencia personal, no cabe
duda de que debemos obediencia a los que podríamos llamar los mandamientos
de la salud y de la higiene. Lo mismo puede decirse de la disciplina de estudio que debemos seguir si
queremos hacer verdaderos
progresos en el terreno
intelectual. O de la sensibilidad que
debemos cultivar para hacer cada día más cordiales y humanas las relaciones con nuestros semejantes. Ahora bien, la puesta
en práctica de todo ello sería imposible
sin el concurso de nuestra voluntad, que
es la poderosa herramienta por medio de
la cual llevamos a cabo los propósitos,
metas, y sueños que nos fijamos en ejercicio de nuestra libertad.
“Juventud honrosa, Vejez sabrosa (Refrán popular)
El cuidado personal se construye a partir de una sólida autoestima fundada en el conocimiento interior de sí mismo y de los deberes y derechos que se tienen como persona y como ciudadano.
Así podría entenderse la conocida frase
de: “Conócete a ti mismo” que los
antiguos filósofos pregonaban hace más
de dos mil años.
La persona que se conoce a sí misma sabe cuáles son sus capacidades y sus debilidades y está mejor preparada para afrontar la vida que aquella que vive de las apariencias y cree, por ejemplo, que
la gente más por sus posesiones
materiales que por sus cualidades humanas.
De poco vale cuidar
celosamente nuestro aspecto exterior y estar siempre bien
presentados e impecables si no prestamos la misma o mayor atención a nuestro crecimiento en el plano social, intelectual, moral y espiritual.
El cuidado personal es
pues un concepto integral, que no puede ignorar
o dejar por fuera ninguno de los
aspectos que nos componen como seres
humanos. Visto de esta manera, se convierte en la expresión más clara de nuestra dignidad, entendiendo por dignidad nuestra condición de seres dotados de razón, voluntad y libertad lo cual
nos hace a su vez merecedores de estima y de respeto.
Derechos y deberes
Entre
líneas….
“La clase
no es un disfraz, no se compra, no se ostenta. La clase viene de adentro, es una especie de dignidad interior, implica integridad, coherencia, es
una actitud hacia la vida que nutre la solidez interna que se tenga. Es tener una
sensibilidad especial para captar lo que el otro quiere, busca o necesita. Una
habilidad para complacer, para amar,
para dar. Es ser auténtico y fiel con uno mismo y con sus principios que nada
tiene que ver con lo económico, con la
posición social o con el apellido.
Platón decía: “Hay sabidurías que no se
pueden enseñar, solo aprender”. Creo que este principio se puede aplicar en este asunto de “tener clase” Es de las
cosas que un hijo no hereda. La
obtiene sólo a través del ejemplo que recibe.”
Gaby
Vargas “El arte de convivir en la vida
cotidiana”
Deberes y derechos
De la
persona para con la sociedad
Conservar la vida y esmerarse por vivir dignamente
Convivir con las demás personas.
Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios.
Obedecer la ley.
Obrar con solidaridad y defender los derechos humanos.
Participar en la vida política, cívica y comunitaria.
Propender por el logro
y mantenimiento de la paz.
Colaborar con la justicia
Proteger los recursos
culturales y naturales del país.
Velar por la conservación
de un medio ambiente sano.
De la
sociedad para con la persona
Respetar su
libertad e igualdad en derechos con los demás seres humanos.
Proteger su
vida, su integridad física, su salud, su
honor, su nombre y apellido y su
intimidad.
Facilitarle
los medios y las condiciones que le posibiliten llevar una vida digna, en la
que pueda participar de los bienes
producidos por la sociedad.
No someterla
a desaparición forzada, a torturas ni a
penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Amigos en el
conflicto
Armonía consigo mismo
Los conflictos no son algo que sucede exclusivamente entre dos personas o más.
Existen también conflictos
intrapersonales, esto es, conflictos con
uno mismo.
Es preciso establecer
relaciones armónicas con nosotros
mismos es decir: ser creativos para resolver nuestros propios conflictos. Esto
nos dará más herramientas para enfrentar
los conflictos que involucren a otros
Entender antes que juzgar
Emitir
juicios sobre los demás no es
precisamente una ayuda a la hora de
resolver de la mejor manera nuestros
conflictos
Muchas veces, en nuestra vida diaria, juzgamos a las demás
personas, aún sin darnos cuenta de ello. Al juzgarlas les atribuimos características que talvez no le corresponden o que tal vez no las describen completamente como son.
Por ejemplo, si un amigo llega tarde a una cita y esto nos causa molestia, tendemos a llamarlo incumplido, sin
detenernos a pensar que muy seguramente
en otras ocasiones ha sido puntual.
Si para manifestar
nuestra molestia la decimos a
nuestro amigo que él es una persona incumplida,
sucede que lo estamos catalogando como
una persona que siempre llega tarde o
que nunca cumple las cosas que promete,
cuando en realidad lo único que queremos decirle es que estamos molestos porque esta vez ha llegado tarde.
No juzgar significa entender que la otra persona actúa como mejor ha creído hacerlo y que no porque haya hecho algo que no nos gusta siempre
actuará de ese modo.
De lo contrario. ¿Si nuestro amigo es siempre una persona incumplida, como
podría cambiar entonces su comportamiento? No le estaríamos permitiendo esa posibilidad.