miércoles, 22 de septiembre de 2021

Para leer

 HAY UNA MUJER


 Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor,  y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

 Una mujer que, siendo joven, tiene la reflexión de la anciana y en la vejez trabaja con el ardor de la juventud.

 Una mujer que, si es ignorante, descubre los secretos de la vida  con más acierto que un sabio, y, si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños.

 Una mujer, que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama y, siendo rica, daría gustosa su tesoro, por no sufrir  en su corazón la herida de la ingratitud.

 Una mujer, que siendo vigorosa, se estremece con el vagido de un niño, siendo débil. Se reviste con le bravura de un león.

 Una mujer, que, mientras vive,  no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores  se olvidan; pero después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos  por mirarla un solo instante, por escuchar un solo acento de sus labios.

 De esta mujer no me exijáis  el nombre si no queréis que  empape con lágrimas este álbum, porque yo la vi pasar por mi camino.

 Cuando crezcan señora vuestros hijos, leedles esta página, y ellos,  cubriendo de besos vuestra frente , dirán que un humilde viajero , en pago de suntuoso hospedaje  recibido, ha dejado aquí para vos y para ellos un boceto del retrato de una madre.

 Ramón Ángel Jara. Obispo de la Serena. Chile