sábado, 5 de marzo de 2022

 

          ¡Viva el marrano del señor alcalde!

-          (Amable lector: cualquier parecido con la realidad, no es ninguna coincidencia)

Compadre Temístocles---          

A ver compadre-

  Ya llevamos dos horas esperando al señor alcalde-

-          ¡Sí Compa!; pero con la borrachera y la comilona de ayer, creo que no venga y menos a atender a dos montañeros como nosotros.

-          Yo creo que si viene compa Temístocles: El señor alcalde debe ser una persona responsable y atender a la comunidad con prontitud.

¡ Nooo compa! Recuerde la bailoteada tan berraca que pegó ayer. Si desde que hizo su arribo a nuestra vereda a celebrarnos el día del campesino, con el marrano y las seis cajas de cerveza que llevó para los residentes de las cuatro veredas de Charco claro, no paró de divertirse.

¡Ahhhh, no compa Temístocles! Pero tuvimos el honor de recibir no solo al burgomaestre (como dicen los dotores)  sino a su comitiva tan importante, tan cachaca, tan numerosa ¡compa! Creo que eran como cuarenta.

-          ¡

Sí, compa! Pero vio como jartaban marrano y cerveza los honorables concejales que los acompañaban. Y las señoras: tan bonitas, tan bien vestidas con sus tacones altos, que hasta me dio vergüenza  velas bailando en la tierra pelada.

-          ¡Compa! Usté vio como las damas después que se emborracharon, se quitaron  los zapatos  y saltaban  y saltaban y saltaban. Estaban tan contentas, que hasta causó admiración en los vecinos que miraban la fiesta desde afuera de la caseta de acción comunal. Todos, todos apreciaban su sencillez, modestia y amor a la comunidad

-          ¡Nooo, compa Temístocles! La vergüenza que  tuve que pasar  con el señor alcalde, dizque le trajera servilletas de papel pa” limpiarse la grasa del bigote!.

¡Pero compa!  Nosotros los montañeros  que vamos a tener de esas cosas; y dizque le trajéramos guacamole. ¡Qué será eso compadrito! ¡Yo no se que será eso compadre! Me tocó decile que no teníamos.

-          ¡Pero compadre! Yo me alegro que el alcalde y esas personas  tan importantes haigan pasao bueno en la vereda. Vio como el alcalde se pasaba la mano por la barriga, y como  su protuberancia, redondez  y brillo le daban dignidad, importancia, autoridá y poder.

-          ¡Bueno compa! Ya llevamos cuatro horas  aquí sentaos esperando al señor alcalde, y nada que llega!

-          ¡Oiga compadre! ¿No se ha dao cuenta que poaquí han pasao casi todos los señores y señoras que ayer se emborracharon en la vereda?

-           ¡Sí! Y que raro, ya no nos saludan, si ayer todo fueron abrazos y promesas.

-          Debe ser que no se acuerdan de nosotros.

-          ¡Compadrito!, compadrito! Mire como algunos nos observan con el rabillo del ojo y siguen muy tiesos y muy majos, como dicen poahí.

-          ¡Sí! Compa, pero así son los que mandan.

-          ¡Oiga compadre! ¿No observó ayer, lo parecida que era la cabeza del marrano con la del alcalde cuando la colocaron con espinazo y todo a su lado para que fuera él mismo quien hiciera la respectiva rifa? ¿Y no vio lo feliz que se puso el concejal que se la ganó? Jaaaa …ja…ja …ja.

-          ¡Cállese compita! No ve que  de pronto nos oyen y así, si perdemos definitivamente los regalos que el señor alcalde nos prometió ayer para ser repartidos entre los vecinos de las veredas invitadas.

-          ¡Oiga, pero que discurso tan bonito el que se echó! Aunque yo lo vi tan borracho que se vomitó en el suelo.

-          ¡Temístocles! Así y todo, los campesinos nos divertimos. Recuerda como estuvo de buena la carrera de caballos, y la de encostalados, y el reinado también estuvo de primera. Todo, todo muy bueno. Claro que me dio cierta vergüenza pensar que los vecinos se tuvieron que ir cada uno a su parcela sin el almuerzo de marrano prometido.

-          ¡Sí compa! Ya era tarde y el hambre los obligó a marcharse. El marrano y la cerveza que llevó el alcalde y su comitiva nos tocó utilizarlos en su atención.

-          ¿Hambre? Hambre la que tenemos nosotros de estar seantaos aquí esperando al señor alcalde. Ya son las cinco de la tarde y no apareció.

-          Mejor vámonos pa” la finca que me parece que aquí, los que estamos pasando por marranos somos nosotros.

 

-          FIN