no encuentro que decirte todavía,
solo esperando el inminente día
Doloroso y fatal de tu partida.
Hoy ya viejo y cansado de la vida,
deja que bese tu frente mustia fría,
deja que tome tu mano entre la mis
y llore como hombre tu partida.
Vete, madre, que todo está cumplido.
Márchate en paz, que aunque te encuentres lejos,
tu santo nombre llevaré prendido
para siempre en el fondo de mi alma,
y tu recuerdo, aún en mis años viejos,
me colmarán de paz, tranquilidad y calma.